Breve prólogo o introducción
El corazón se le estrujó fuertemente dentro de su pecho,
soplaba un viento desolador, se avecinaba la primera tormenta de invierno.
Casi no podía moverse, no debido al frío, sino a que aún no caía en cuenta de lo que acababa de suceder.
Las imágenes reaparecían una y otra vez en su mente e intentaba hilar las secuencias de los días anteriores, pero no podía unirlas, era inútil, todo era en vano.
Sabía que la noche estaba próxima, quedarse allí era sumamente peligroso, sabía que tenía que comenzar a caminar, pero sus piernas no le respondían.
_ Ten fuerza - se dijo a sí misma-
A pesar del dolor, no iba a rendirse, nada ni nadie, le iba a quitar las ganas de volver y demostrarle a todos, que estaba viva.
Presentación
Dudo mucho que alguien se interese en escuchar mi historia, y estoy completamente segura de que nadie me creería tampoco, pero aquí estoy, no tengo nada que ocultar ni nada mas nada que perder, asi que, ¿por qué no contarla?Pero primero, debo presentarme, mi nombre es Elise Claire Boissieu, nací el 21 de Abril de 1874 en la bella Austria, el apellido francés lo he heredado de mi padre.
Transcurrió toda mi niñez y entrada adolescencia en Viena, rodeada de naturaleza y de nobles costumbres, características de un pueblo pequeño.
Y cada tanto, soñaba con conocer Francia, recorrer sus calles, admirar la belleza de la que tanto me hablaba él, atesoraba sus recuerdos, como si fueran míos, mi madre en cambio, me decía que no me ilusione, que aquello no era mejor que lo que ya conocía y que París no era mas que una ciudad en decadencia.
Quizás ella no tenía buenos recuerdos de su corta estadía en Francia, pero allí habia conocido a mi padre, no podía ser tan malo después de todo, ¿o si?
En fín, no pude concretar ese deseo, sinó hasta cumplidos mis 23 años, pero me estoy adelantando, ya hablaré de ese viaje, ya que es de suma importancia para mi historia.
Tengo 27 años, mido apróximadamente 1,75 de estatura, mi cabello es castaño oscuro largo y rizado en las puntas, mi contextura es, no diría delgada sinó esbelta, sin vuloptuosidades ni carencias y en estos momentos, mientras relato mi vida, me encuentro recluída en una vieja casona, muy apartada de cualquier lugar que haya mencionado anteriormente y mi intención no es precisamente develar su ubicacíon exacta.
Debo protegerme, o mejor dicho, ocultarme, hasta que sea propicio volver.